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¡Estamos ganando!

Los venezolanos tenemos demasiado tiempo esperando. Hoy, las instituciones siguen poniéndonos por debajo de las prioridades partidistas que quienes las encabezan y exhiben sin ninguna vergüenza. Sin embargo, el pueblo ya no se deja engañar por esos enchufados, que ya empiezan a tener conciencia de que la justicia llega. Cada familia venezolana de cada pueblo y cada ciudad saben quiénes son los que quieren obstruir la justicia, el progreso y el futuro de Venezuela. Lo que no esperaban desde los altos puestos del partido de gobierno es que sus bases, cada vez más decepcionadas, iban a mantener encendidas sus esperanzas en tener un mejor país, a pesar de la ineficacia y la corrupción.

Creyeron que iban a cansar a un pueblo que es incansable. Creyeron que a punta de violencia y bravuconadas iban a asustar a los millones que queremos que las cosas cambien. Creyeron que iban a hacer que el pueblo se acostumbrara a vivir en condiciones inaceptables. Pero el 14 de abril se llevaron una sorpresa que todavía no saben dónde esconder.

Ni la complicidad de un CNE secuestrado por enchufados partidizados, ni siquiera un TSJ que se hace el loco delante de lo que todos los venezolanos vemos con los ojos bien abiertos, ni con un monopolio mediático que los ha llevado al desespero de casi llevar más cadenas que días de gobierno. Nada de eso ha logrado borrar de nuestros hermanos y nuestras hermanas la convicción de que este país cambió y de que quienes están cometiendo sus últimas arbitrariedades son una manada de corruptos que está por comenzar su estampida.

Intentaron esconderse detrás de la esperanza de la gente y detrás del dinero que pertenece a los venezolanos. Pero se les acabó el estado de gracia y se pusieron en una situación comprometida: hoy la principal víctima de sus propias trampas es Nicolás. Y ahora no saben qué hacer con eso.

Durante 14 años engañaron a un pueblo prometiendo y disponiendo. Hoy simplemente han demostrado que no pueden gobernar un país y que, peor aún, son incapaces de asumir las responsabilidades de este desastre. Siguen buscando culpables como quien busca fantasmas, cuando todos sabemos que los culpables son esos que están mal gobernando el país.

Nos condujeron a una crisis económica por su ineficacia y ahora no saben cómo sacarnos de ella. Construyeron esta crisis política por estar aferrados al poder y ahora no saben cómo legitimar una farsa que ya ni su militancia les cree. Armaron las condiciones para que haya una crisis en la que no se respeta la vida de los venezolanos y ellos mismos han visto cómo se les escapa de las manos el asunto de la inseguridad con 20 planes que han sido un fracaso tras otro.

Eso no se oculta con cadenas, Nicolás. Eso no se oculta con violencia. Eso no se oculta inventando fantasías de conspiración que nadie cree.

Las crisis se resuelven. Los problemas se atienden. Los obstáculos se superan. Pero para eso tiene que estar al mando alguien que sepa lo que debe hacerse, con un equipo capacitado y una planificación verdadera. Los venezolanos estamos esperando soluciones y Nicolás y su equipo no dejan de demostrar que son unos incapaces. Hoy en el gobierno central el único talento que se exige es la fidelidad a un proceso que se volvió puro humo. La preparación, la honestidad y la sensatez han pasado a un segundo plano. Venezuela no merece que la sigan gobernando una banda de incapaces que saben que llegaron ahí por repetir consignas y obedecer los caprichos de otro.

El pueblo lo sabe. Por eso el 14 de abril pasó lo que en Miraflores y en el CNE saben que pasó. Lo que nosotros sabemos que pasó. Lo que el Tribunal Supremo de Justicia sabe que pasó. Sin embargo, hoy los venezolanos estamos esperando una respuesta del TSJ, cuando desde hace rato se le vencieron los plazos para la admisión y el pronunciamiento. Esos que creen que el poder dura toda la vida terminan siendo castigados por la historia y por el pueblo, porque el poder es un préstamo del pueblo, del electorado, de las familias a las cuales hay que cumplirles y servirles, hayan votado por uno o no. Ellos olvidan eso porque en su partido creen que una tolda política es el Estado, y se equivocan de cabo a rabo: el Estado hoy está siendo usurpado por la complicidad y la trampa. Y, como dice la sabiduría de nuestro pueblo, la tramposería sale. Pero lo peor es que cada una de las decisiones equivocadas que toman afecta la vida y el futuro de los venezolanos y las venezolanas de bien.

¡Reconozcan que no pueden con el monstruo que ustedes mismos han creado, señores del partido de gobierno! Es más que evidente que en su equipo de trabajo, ese donde los mismos enchufados cambian de puesto cada vez que pueden, no es la gente que sabe hacer las cosas bien. Hoy están despilfarrando mucho más que el dinero de la nación, están derrochando las esperanzas y el futuro de los venezolanos, y ninguno de ustedes tiene el derecho de hacerlo. Basta del extravío en que tienen al país. Reconozcan que dejaron que el proyecto se les desgastara en las manos, revísense y dejen de impedir que a Venezuela llegue el futuro. Es lo mejor, incluso para ustedes, al menos para que tengan la oportunidad de ver cómo un buen gobierno sí puede llevar este país hacia adelante. Ese buen gobierno que los electores exigieron el 14 de abril y que ustedes se niegan a entender, porque no sabrían qué hacer al bajarse del poder donde hoy se encuentran encaramados.

¡Dejen que el progreso y el futuro lleguen a la vida de los venezolanos! Existe un nuevo liderazgo que sí sabe lo que hay que hacer para tener el país que merecemos. Somos millones y somos más, eso no podrán ocultarlo porque es una realidad palpable, no una fantasía más mostrada en televisión y en cadena nacional

Esta lucha que estamos llevando adelante es por la verdad, y la estamos ganando. ¡Que Dios bendiga a Venezuela!

Un momento difícil

El presidente Chávez y yo fuimos adversarios, nunca enemigos. Esto que quiero decir por esta vía lo digo desde el respeto y para todos los venezolanos, sin excepciones ni divisiones de ningún tipo. Debemos respetar las emociones, porque las emociones son parte de lo que nos define y de lo que nos permite expresarnos como seres humanos. Y este es un momento duro del cual nuestro país, de historia larga, debe salir adelante porque Venezuela sigue. Pero para eso nos necesita a todos.

Ha fallecido un político cuya carrera resume lo que fue esta etapa del país, alguien que reunió la esperanza de millones de venezolanos. Un contendor político importante. En momentos como estos, los líderes debemos hablarle al país, a la Venezuela que somos, a todos. Mi palabra de esperanza a sus seguidores en este momento. A sus compañeros, a su equipo de gobierno, mi sentido de condolencia. Hemos tenido desacuerdos, pero no es momento de señalar lo que nos separa. Venezuela, lo he dicho ya, no puede darse el lujo de excluir a nadie.

Éste es un momento para la demostrar la entereza de todos hombres y mujeres que hacemos de Venezuela el país que somos. Nuestra Constitución prevé este tipo de situaciones, así que esta muerte no debe ser vista como una antesala al caos. Las leyes permiten que el destino de ningún país esté atado al destino de una sola persona, porque la vida política de una nación y su gobernabilidad es algo tan delicado que no puede depender de desenlaces. En este momento, el Estado y sus instituciones deben mostrar respeto a la Constitución y manejar la situación como allí se ordena. Mientras tanto, todos somos vigilantes y garantes del cumplimiento de las leyes, que es la vía tranquila hacia las soluciones. Y los venezolanos siguen esperando soluciones.

Es un momento difícil, extraordinario dentro de la vida nacional, pero existe un liderazgo que debe ser capaz de garantizar que todo lo que toque hacer se haga bien, respetando por encima de todas las cosas a la Constitución Nacional y contemplando al Pueblo entero, sin discriminaciones. Asumimos el compromiso que tenemos con los venezolanos, porque sabemos que sólo juntos podemos superar este momento que exige firmeza, fortaleza y compasión con nuestro país.

Es también la ocasión de proveer a nuestros familiares y seres queridos de nuestra compañía y fuerza, con la tranquilidad de saber que es necesario pensar en el mejor futuro posible para el país. No dejemos solo a ningún venezolano que necesite de nuestro apoyo y toda la esperanza que podemos brindar.

Muchos venezolanos deben estarse preguntando qué pasará con angustia y hasta con miedo. Nosotros tenemos que hacerles sentir a todos que este país es de todos, que no hay nada que temer y que entre todos vamos a garantizar la paz que merecemos. Es la hora de convencer a nuestro hermano, no expulsarlo. Es la hora de acompañar a quien más lo necesite, no ignorarlo. Es la hora de darle esperanza a quienes sientan que la tristeza los llena, porque somos muchos los que queremos que el futuro sea el que todos merecemos. Es la hora de hacer y hacer juntos.

Es hora de estar a la altura de las circunstancias. Tanto el gobierno, como garante de la libertad y de la paz, como de la Fuerza Armada puesta a la orden de todos y de todos los sectores del país que trabajamos a favor de un país que imaginamos y hemos decidido construir. El país exige el mejor desempeño de nosotros como líderes y una capacidad de articular eficazmente las acciones, pensando siempre en el bien de todos los venezolanos antes que en ideas abstractas. No es un momento sencillo, es cierto, pero basta con que se atiendan los llamados constitucionales y con que nadie quiera ponerse por encima de las leyes que todos estamos dispuestos a defender.

En este contexto, las emociones están demasiado cerca de las acciones, pero las leyes de Dios y las leyes de los hombres indican qué es lo que debe hacerse para que los venezolanos no seamos víctimas de una coyuntura. El país sigue ahí, esperando por la acción eficiente y sensata de sus líderes. La muerte de Hugo Chávez nos obliga a revisar las principales causas y todas las consecuencias de una manera de hacer política.

Ya he enviado mis honestas condolencias a la familia Chávez, pero me permito hacerlo de nuevo, ahora por esta vía. Todo mi respeto en este momento difícil y penoso. Sé muy bien que la muerte de una persona, de un ser querido, siempre genera un profundo dolor entre sus familiares y allegados. A quienes nos ha tocado vivir la pérdida de un familiar nos consta ese dolor. Paz a los restos del Presidente Hugo Chávez.

Venezuela somos todos nosotros y es momento de construir, aprender y hacer lo que debemos. Como líderes, pedimos respeto a los dolientes y a las leyes que nos constituyen. Creyentes en las alternativas y la libertad, sabemos que se puede hacer política sin odios, sin revanchismos, sin violencia. Así es el país que merecemos y que debemos a construir.

Sigamos adelante.